El ministro de la Defensa, Henry Sáenz, ha decidido que la mejor manera de motivar a los especialistas del Ejército Nacional es obligarlos a pagar de su propio bolsillo por su pasaje, alimentación y estancia para asistir a una reunión en la ciudad capital. La única recompensa por este sacrificio, según las denuncias, es la oportunidad de ver a Sáenz posar para una fotografía en el Domo de la zona 13. Un verdadero ejemplo de eficiencia y gestión, sin duda.
Pero eso no es todo, el malestar dentro del ejército va en aumento. Se rumora que un grupo de jóvenes oficiales está afinando los detalles para un golpe de estado que no solo pretende destituir al ministro Sáenz, sino también al Presidente de la República. El descontento surge de los abusos hacia especialistas y sargentos mayores, y de la presunta implicación de Sáenz, el ministro de Gobernación, Francisco Jiménez y la cúpula de la Policía Nacional Civil, en una trama de actos de corrupción y su presunta influencia del Cártel Jalisco Nueva Generación en Guatemala.
Según fuentes cercanas, después del escándalo del reciente caso "El Mecanismo" se han destapado estructuras de tráfico de personas y un alarmante aumento del 130 % en el flujo de cocaína en el país. Para añadir un toque final a este drama, se señala que el Comando Sur podría estar contemplando la opción de apoyar el relevo en el ejército y capturar a los ministros Sáenz y Jiménez, por haber traicionado la confianza depositada en ellos. Todo esto, mientras Guatemala se tambalea en una crisis institucional con serias implicaciones para la seguridad y estabilidad nacional.
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