Fuga de 20 reclusos: órdenes desde arriba y la cadena de decisiones que desprotegió las cárceles
- parloteo1
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Un retiro ordenado desde los más altos niveles
La fuga de 20 pandilleros peligrosos de una cárcel guatemalteca no puede explicarse como un simple descuido operativo. Nuevas evidencias apuntan a una cadena de decisiones en la cúspide del poder.
De acuerdo con fuentes militares y documentos internos, el Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional, general Edwin Rolando Gómez Barrera, ejecutó el retiro de la seguridad perimetral militar en todas las cárceles del país, siguiendo instrucciones directas del Ministro de la Defensa, general Henry David Sáenz Ramos.La orden fue emitida a solicitud del entonces Ministro de Gobernación, Francisco Jiménez, y de la viceministra antinarcóticos Claudia Palencia, ambos removidos de sus cargos tras el escándalo.
Esta decisión —aparentemente técnica— dejó sin resguardo militar los perímetros penitenciarios y abrió una ventana de vulnerabilidad que coincidió con la planeación de la fuga.
Operación concertada y posible pacto
Las versiones que circulan entre cuerpos de seguridad y fuentes internas del Sistema Penitenciario indican que la retirada del Ejército no fue casual, sino una pieza de una operación concertada.Los operativos de requisas previas, impulsados por Jiménez y Palencia, habrían servido como ensayo logístico para permitir la salida de los reclusos disfrazados de policías, sin registros formales de identidad o movimiento.
Analistas señalan que el retiro militar eliminó uno de los principales filtros de control, permitiendo que la maniobra se ejecutara sin testigos ni interferencias de mandos castrenses honestos.
Contexto político y manipulación mediática
La operación coincidió con la difusión de un supuesto decomiso de droga en Escuintla, promovido por el mismo Ministerio de Gobernación. Según diversas fuentes, este hecho habría servido como cortina de humo para distraer a la opinión pública mientras se ejecutaba la fuga.
En redes sociales, figuras como Juan Francisco Solórzano Foppa denunciaron que se trató de un pacto estructurado entre autoridades políticas, fuerzas de seguridad y funcionarios penitenciarios, más que de un “escape” espontáneo.
Implicaciones institucionales y exigencia de rendición de cuentas
El retiro de la seguridad militar no solo facilitó la evasión, sino que representa una ruptura en la cadena de responsabilidad estatal.
Este hecho involucra directamente a:
El ministro de la Defensa Nacional, Henry David Sáenz Ramos.
El jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional, Edwin Rolando Gómez Barrera.
El ex ministro de Gobernación, Francisco Jiménez.
La ex viceministra antinarcóticos, Claudia Palencia.
La gravedad del caso exige investigaciones independientes, auditorías forenses y comparecencias públicas, además de la depuración inmediata de mandos implicados.
Conclusión: una fuga que desnuda al sistema
El retiro del resguardo militar, ordenado desde los más altos niveles del Ministerio de la Defensa a solicitud de Gobernación, no fue un acto administrativo: fue el punto de quiebre que permitió una de las fugas más graves en la historia reciente.
La sociedad guatemalteca, la prensa y los organismos internacionales deben exigir claridad, justicia y reformas estructurales para evitar que decisiones políticas sigan comprometiendo la seguridad nacional.