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El Periódico y el renacer de “El Pelex”: ¿De la difamación al negocio redondo?

Updated: Sep 29





El Periódico, uno de los medios de comunicación más reconocidos de Guatemala, ha resurgido tras su abrupto cierre, pero este nuevo capítulo no está exento de polémica y alianzas dudosas. Con la desaparición del medio, también se desvaneció su reconocida sección “El Peladero”, famosa por sus agresivas acusaciones de corrupción dirigidas a figuras políticas y personas que se oponían a sus intereses. Esta columna, que generó numerosos enemigos, parece haber dejado un legado que algunos desean continuar, utilizando tácticas de extorsión y difamación, actividades claramente delictivas.


Ahora, bajo el nombre de “El Pelex”, el espíritu del antiguo Peladero parece haber resucitado. Sin embargo, este nuevo proyecto no solo cambia de nombre, sino que también está respaldado por un entramado de financiamiento y liderazgo cuestionables. En la cúspide de esta nueva aventura mediática se encuentra Luis Arreaga, exembajador de Estados Unidos en Guatemala, quien ha tomado un renovado interés en lo que llama “periodismo de investigación”. A su lado, Edgar Gutiérrez, conocido por sus usurpaciones de títulos académicos y sospechas de lavado de activos entre otros, ha asumido un rol central en este emprendimiento.


De acuerdo con fuentes cercanas, el financiamiento de El Pelex proviene de una generosa donación de USAID, de la cual Arreaga y Gutiérrez se reparten el 40 %. Este proyecto se ha convertido en una fuente inagotable de rumores y acusaciones, con Gutiérrez a la cabeza de la producción de contenido, apoyado por un equipo de periodistas e informantes que incluyen a figuras como Alfred Kaltschmitt, Juan Luis Font, Alfredo Brito, Pavel Gerardo Vega, Ana Lucía Mendizábal, Juan Ordoñez, Denis Aguilar, Shirlie Rodríguez, Gerson Ortiz, Jovanna Garcon, Gustavo Alejos y el oficial retirado Douglas Barrera. Se informa que este grupo tiene la instrucción de elaborar artículos con un enfoque en calumnias y difamaciones “exclusivas”.


Con este trasfondo, el público deberá estar preparado para el drama mediático que surgirá. Aquellos que se vean afectados por sus publicaciones deberán estar alertas y denunciar cualquier acto de calumnia. Aunque El Pelex se presenta como un proyecto que llegó para quedarse, su modus operandi plantea serias interrogantes sobre la ética y la responsabilidad en el periodismo, dejando entrever que, a pesar de un aparente aumento de poder y financiamiento, los escrúpulos parecen haber quedado en el camino.

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